La organización política de los mayas se caracterizó por ser de gran complejidad. Los gobernantes más importantes eran considerados descendientes directos de los dioses, y la clase gobernada tenía pocos privilegios.
Un elemento relevante de la organización política de la cultura maya es que las ciudades-estado que conformaron esta civilización nunca se unificaron del todo. Sí estuvieron bien conectadas a través del comercio y otras actividades en conjunto, pero cada ciudad-estado mantuvo cierta independencia.
El hecho de que los mayas no hubiesen considerado tener reyes únicos puede tener que ver con que durante las primeras fases de su evolución como civilización no contemplaron la existencia de estas figuras jerárquicas. Lo hicieron apenas en el periodo Preclásico, mucho después del nacimiento de la cultura maya.
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